Decía Raymond Coppinger que lo que hace funcionar a un perro es su forma. En “Como funcionan los perros. Forma, función y conductas emergentes“, Coppinger y Feinstein hablan de un concepto que te solventa muchas horas de estudio: el perro bola y el perro cubo. (Para entender esto mejor, quizá valga la pena leer sobre Dimitri Belyaev y sus experimentos con zorros árticos, pero aquí se me va del tema, así que os dejo un vídeo.) Pero qué tiene que ver con el forrajeo, ¿no? Espera, que eso es un poco más complejo…
El perro bola, el perro cubo
Muchos de los problemas con perros se derivan de este supuesto: tratar a un perro cubo como a un perro bola, y viceversa. Cubo y bola, en cualquier caso, no son más que una metáfora para explicitar hasta qué punto afecta la filogénesis (el historial genético del individuo) y cómo nosotros, a menudo, obviamos esta característica y nos damos de cabezazos con la ontogénesis (el desarrollo desde antes del nacimiento del ser vivo hasta su muerte).
Cuando hablamos de forrajeo, es decir, de las conductas y secuencias encaminadas a conseguir alimento, como pueden ser buscar, rastrear, explorar, seleccionar, manipular, cazar o despiezar, a menudo, nos olvidamos de cómo estas se vinculan y desvinculan a la vida diaria de nuestros perros.
A veces, he hablado con familias (e incluso colegas) que confunden ese amplio abanico de conductas y lo confunden con cierto enriquecimiento ambiental ligado con romper una caja para sacar pienso o rastrear algunos premios, o un rastro que lleva a un trozo de comida o a un reforzador secundario.
Es importante entender que, en el perro, el forrajeo recorre un enorme número de conductas vinculadas con la secuencia de caza y que, si lo entendemos, podemos vincular estas en distintas actividades que permitan cubrir necesidades primitivas y saciar instintos.
En este artículo, no voy a hacer nada espectacular, pero sí algo que no he encontrado en español:
- explicar en qué consiste una secuencia de caza,
- cómo según la selección genética (¿qué tipo de perro tenemos delante?) variarán las conductas de caza y forrajeo
- y entender qué son los umbrales intrínsecos y por qué nos interesan
Del perro feral al perro social
Un perro feral, salvaje, en su forma ancestral contaba con una secuencia del patrón motor de caza (es decir, la forma de cazar y forrajear) siguiente:
Sin embargo, a medida que se realiza una selección, encontramos cómo las razas resultantes cuentan con partes de esta secuencia más seleccionadas, mientras que otras se han ignorado o reducido intencionadamente.
Secuencia de caza en perros
- Posicionarse
- Fijar mirada y acecho
- Perseguir
- Agarrar y morder
- Matar y morder
Por descontado, como suele explicarse, antes del posicionamiento existirá la búsqueda a través del olfato (si la presa no está en el campo de visión del animal), donde algunas razas como los beagle o bloodhound habrán desarrollado más esta característica, mientras que otros tendrán seleccionados equis partes de la secuencia (perseguir, el cobro, acechar…).
Así, un mastín tendrá poco reforzado todo el patrón motor, porque su labor será de guarda del ganado, mientras que, en un perro pastor, se habrá reforzado la posición, el acecho y la persecución; un retriever, por ejemplo, tendrá suficiente con posicionarse y agarrar y mantener la presa, y en un perro de caza (podenco, galgo) habrá omitido fijar mirada y acechar.
Umbrales intrínsecos en la secuencia de caza
Entre una fase de la secuencia y la siguiente existe un umbral intrínseco: es decir, el trigger o gatillo entre posicionarse y acechar, por ejemplo. Si nos fijamos en un podenco, se han seleccionado tan pocos rasgos de fijar mirada y acechar que la raza directamente se posiciona y se lanza a perseguir. Asimismo, un border collie o un pastor belga mostrarán mayor explosividad entre dos fases de la secuencia por razones similares.
Entender este planteamiento (de dónde viene la línea genética) nos da más posibilidades de cubrir adecuadamente las necesidades instintivas de cada perro. Como expliqué en un artículo anterior, la teoría de los contenedores instintivos nos permitirá ver hacia dónde tiende, y esto no tiene tanto que ver con ofrecer un número de ejercicios muy, muy variado, sino con ofrecer ejercicios útiles para cada tipo de perro.
Vincular el forrajeo con ejercicios concretos
El forrajeo es una conducta típica vinculada tanto a carroñear como a la secuencia de caza. En el primer caso, contamos con un mayor control asociado a la actividad, por lo que deberíamos poder plantear ejercicios adaptados y saciantes según la genética, el carácter y los gustos de nuestro perro.
Si nuestro perro es de una determinada raza esto puede resultar más sencillo (entre comillas) que si contamos con un mestizo. En cualquier caso, valorar mediante las diferentes actividades y los comportamientos o conductas hacia las que nuestro compañero tiende es una buena forma de valorar qué tipos de forrajeo preferirá.
Poder trabajar con actividades cercanas con su naturaleza (recuerda: el perro bola, el perro cubo de Coppinger y Feinstein) es clave para enriquecer el día a día de tu animal. Además, a menudo, también es importante coger distancia y entender qué hay animales cuyas necesidades (por historial evolutivo, quiero decir: por genética) poco o nada tienen que ver con razas seleccionadas para trabajos concretos (terrier, ovejero, etc.) o primitivas (PLC, shiba, akita, husky, xoloitzcuintle, basenjis…).
Actividades de forrajeo en perros
Así, se abren un montón de posibilidades:
- Destrozar objetos como bolsas, cajas, comida entre telas a desenvolver, con el hocico o las patas, o botellas para obtener alimento (carroñear)
- Rastrear comida debajo de objetos, entre la hierba… Principalmente, alimento escondido que debe localizarse mediante rastreo o venteo
- Extraer comida de juguetes (yo aquí no contaría el aprendizaje de conductas operantes, como un juguete de inteligencia)
- Realizar actividades vinculadas a la secuencia de caza (forrajear) para obtener alimento o poder ingerirlo: huesos carnosos, huesos recreativos, agarrar o perseguir objetos mediante flirt pole…
Si te fijas, parte de lo que estamos llamando “forrajeo”, también se conoce como enriquecimiento ambiental; sin embargo, aquí “forrajear” sería el método y enriquecimiento ambiental uno de los beneficios de esa actividad.
Copio y pego algo básico: La idea es estimular y enriquecer su vida, no meter su comida en una “caja fuerte” a la que no puedan acceder, lo que provocará frustración y abandono.
Ventajas del forrajeo
Entre las ventajas más importantes del forrajeo, a mí siempre me vienen dos a la cabeza: por un lado, saciar instintos relacionados con actividades de búsqueda y obtención de alimento, reduciendo muchísimo y facilitando el control de los perros que rebuscan en la basura, por ejemplo; por el otro, enriquecer la rutina, que nos facilita la gestión del tiempo y la energía de esos perros.
Por último, te dejo un vídeo explicándote con más detalle algunas de las características y curiosidades del forrajeo en perros. ¡Espero que te sea útil!
Este otro vídeo también te ayudará a entender más variables que afectan a las pautas de acción fija o modal.
Estudios sobre forrajeo en perros que te recomiendo leer:
Losey, R. J., Nomokonova, T., Guiry, E., Fleming, L. S., Garvie-Lok, S. J., Waters-Rist, A. L., Bieraugle, M., Szpak, P., Bachura, O. P., Bazaliiskii, V. I., Berdnikova, N. E., Diatchina, N. G., Frolov, I. V., Gorbunov, V. V., Goriunova, O. I., Grushin, S. P., Gusev, A. V., Iaroslavtseva, L. G., Ivanov, G. L., . . . Tishkin, A. A. (2022). The evolution of dog diet and foraging: Insights from archaeological canids in Siberia. Science Advances, 8(29). https://doi.org/10.1126/sciadv.abo6493
Marshall-Pescini, S., Besserdich, I., Kratz, C., & Range, F. (2016). Exploring Differences in Dogs’ and Wolves’ Preference for Risk in a Foraging Task. Frontiers in psychology, 7, 1241. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2016.01241
Majumder, S. S., Bhadra, A., Ghosh, A., Mitra, S., Bhattacharjee, D., Chatterjee, J., Nandi, A. K. & Bhadra, A. (2013). To be or not to be social: foraging associations of free-ranging dogs in an urban ecosystem. acta ethologica, 17(1), 1-8. https://doi.org/10.1007/s10211-013-0158-0
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