El juego es una parte fundamental en la vida de los perros: a través de este aprenden a convivir, a relacionarse y hasta a comunicarse. Aquí hablamos sobre juegos de olfato, deporte, pelota, mordedores y motivadores.
¡Hola, familia! Hoy, os traemos un artículo un poco distinto a lo habitual que creemos que puede ser muy útil para todas aquellas personas que queréis jugar con vuestros perros y no siempre sabéis de qué juguetes y materiales disponéis.
En el blog hemos tratado anteriormente los juegos de olfato y la alfombra olfativa, así como hablado sobre cómo enseñar a tu perro a coger y a soltar objetos (muy importante si queremos iniciar al perro en “juegos de caza” y “cobro”). Sin embargo, hasta hoy, no habíamos recogido una lista de juguetes para perros que nos pueda servir para nuestras sesiones de juego. Dicho esto, ¡empecemos a hablar de Kongs, mordedores, pelotas y todo lo demás!
Pelotas para perros/pelotas de búsqueda
Dentro de los juguetes de búsqueda, en Dog’N’Roll diferenciamos los discos (frisbees) y las pelotas. Para empezar a jugar con cualquiera de los dos, vamos a tener que enseñar al perro a ir a buscar el juguete (caza) y a mantenerlo en la boca y traérnoslo (cobro).
Érase una vez… un golden retriever detrás de una pelota. 😉
Por descontado, como matizábamos en el título, hablamos de pelotas de “búsqueda” y no de pelotas mordedoras; las pelotas de búsqueda suelen ser más blandas y están hechas con materiales como la goma, la tela o la silicona. En muchos casos, se utilizan pelotas de tenis, pero están contraindicadas por cómo afectan a la dentición de nuestros perros.
De algunas pelotas más típicas a otras que quizá ni conoces:
Los juguetes para morder (mordedores) suelen estar fabricados de goma dura ultrarresistente, mientras que los motivadores varían más en el material, siendo el yute aquel más conocido. Para nosotros, mientras que un juguete mordedor suele permitir al perro jugar a solas, el motivador requiere del contacto entre el guía y el perro. En el caso de los juguetes mordedores, los fabricantes suelen buscar un diseño que permita al perro jugar a solas y descargar parte de su energía (también los cachorros se pueden beneficiar bastante de este tipo de juguetes: aprender qué pueden morder y qué no, aliviar el dolor en las encías cuando les salen los dientes, etc.). Entre los más típicos, están los mordedores con “pito” (sonido) y aquellos de caucho u otros materiales beneficiosos para la dentadura.
A nosotros nos encantan los siguientes mordedores:
Otros juguetes para perros: dispensadores de alimentos
Aunque algunos juguetes mordedores también son dispensadores de alimentos, en este caso nos referimos a juguetes con los que el perro no solo tiene que interactuar con la boca, sino con las patas y el cuerpo para conseguir los premios. Algunos ejemplos típicos son:
El KONG Wobbler (es como un tentetieso dispensador de comida)
Por otro lado, otros dispensadores de alimentos como: Kong Hueso Goodie Bone y Kong Extreme Hueso no dejan de ser interesantes, pero están bastante más limitados que los modelos clásicos de Kong (tipo de chucherías, juego, etc.).
Como ves, esto es solo una pequeña muestra de juguetes para perros de buena calidad que puedes conseguir para disfrutar de vuestro tiempo de ocio; recuerda siempre optar por artículos de calidad y que cuenten con garantía de seguridad. Además, no olvides que jugar permite a tu perro:
Mejorar su estado de salud, favoreciendo el ejercicio físico y mental, cuidando su higiene dental y fortaleciendo su mandíbula
Que socialice mejor desde fases tempranas del desarrollo, previniendo problemas de inseguridad o reactividad
Estimularse mentalmente: no solo con juguetes interactivos o juegos de inteligencia, sino con cualquier tipo de juego con una estructura que el perro deba aprender y llevar a cabo (¡por eso es muy importante que tengamos claro cómo enseñar a jugar a nuestro perro!)
Jugar con nuestros perros es divertido. Por eso lo hacemos, ¿verdad?
Sin embargo, a veces, el juego con los perros no sale siempre como nos lo habíamos planteado:
le tiro la pelota, pero no la trae;
jugamos con un mordedor, pero no suelta…
Entonces, el juego ya no es tan divertido… y, al final, algunos/as guías tiran la toalla; otros terminan por desesperarse y creer que sus perros no saben jugar.
Somos así.
Y, en parte, estos guías y estas guías tienen razón.
El perro no sabe jugar, porque nosotros no hemos sabido enseñarle a jugar.
Duele un poquito en el orgullo, pero es así.
No se nos ha ocurrido pensar que, quien no sabe jugar, ni ha sabido enseñar a jugar (lo que en el ámbito de la educación canina se conoce como estructurar el juego), somos nosotros, y es que jugar con nuestros perros no es más que reinterpretar conductas instintivas que ellos reproducen/reproducirían en la naturaleza.
¿Y qué quiere decir eso?
El juego con nuestros perros supone, pues, aprovechar el instinto de caza o alguna de las conductas que forman parte de este: la conducta de acecho, de caza, de presa, el cobro…
Los instintos del perro en el juego
En uno de los últimos seminarios a los que asistí pusieron un ejemplo muy visual para estructurar el juego.
Imaginemos que estamos enseñando a jugar a nuestro perro con un mordedor: ¿con qué instintos estamos «trabajando» ahí?
Con el instinto de caza, y, a su vez, pues forma parte de este, con la presa; depende de cómo juguemos, incluso con el de muestra o cobro: esto son tecnicismos que no importan mucho ahora, la verdad.
Al no tener presente lo anterior, muchas personas inician mal el juego: un ejemplo más visual nos ayudará a hacernos una idea más clara. Imaginemos ahora que no tenemos un motivador en las manos, sino que el perro persigue o intenta atrapar a una presa. Si esa presa, de golpe, desaparece a toda velocidad del campo de visión del perro, sube dos metros de altura o aparece en la otra mano “por arte de magia”, será muy difícil generar interés en el juego. ¿No te parece?
Así planteamos el juego con los perros, a menudo: les empezamos a motivar y, de repente, nos olvidamos de que son esos movimientos que incitan a “cazar el juguete” los que les atraen; esto mismo ocurre con un motivador que solo se mueve de un lado al otro y que no incita al perro a venir, a perseguirlo y a “luchar” por él. Por descontado, además, son estos mismos movimientos los que generan interés: debe ser el perro quien agarre el mordedor, y no nosotros quienes se lo metamos en la boca. Se entienda la diferencia, ¿verdad?
¿Para qué nos sirve el ejemplo anterior?
Para tener claras varias cosas:
Primero, el juego debe estructurarse, lo que significa marcar unas normas claras: jugando con tu perro, ni ganas ni pierdes, por eso es divertido para los dos. Unas veces sueltas el mordedor tú, otras le pides que lo suelte él, y el juego continúa…
Segundo, el juego debe ser divertido para el guía y para el perro, esto atiende tanto a la elección como a la ejecución.
Tercero, los perros necesitan estimularse con distintos tipos de juegos que sacian otros instintos (un ejemplo es el instinto de rastreo/venteo y la importancia de los juegos de olfato)
Cuarto, El juego ni mucho menos sirve únicamente para saciar instintos: eso es un error muy común, pero en cachorros también ayuda a educar, ritualizar conductas, conocer límites, resolver conflictos y fortalece vínculos; en perros adultos, mejora la sociabilidad, ayuda a intercambiar roles jerárquicos y libera tensiones, entre otros.
Quinto, el ejemplo “de los conejos” muestra dos formas no aceptables ni justas (ni divertidas) para el perro durante el juego. Y si no es divertido para el animal, antes o después, perderá el interés o desarrollará estrategias para conservar el juguete/protección del recurso, puesto que ni él entenderá lo que le pedimos ni nosotros habremos sabido enseñarle a jugar (algo que siempre debe ser cooperativo en cualquier faceta de nuestras vidas, y de las suyas).
Hay una gran variedad de instintos en el perro, pero la caza —a lo largo de sus fases— recoge buena parte de ellos: el acecho, la caza, la presa y el cobro. Es el instinto que tiene más peso en el perro, porque junto al hambre (evidentemente), el sexo y el miedo, es imprescindible para la supervivencia en estado salvaje. Por todo ello, es muy importante enseñar a jugar; ¿y cuántas formas tenemos de jugar con nuestros perros? Pues un montón, así que yo solo os pondré un ejemplo de estructurar el juego con un mordedor/motivador; si tenéis dudas, ¡preguntad sin miedo!
Previamente, he enseñado la orden suelta al perro (podéis leer el artículo sobre coger y soltar objetos aquí) con dos juguetes iguales: esto nos permite luego jugar con uno de forma estructurada.
Llamo al perro por su nombre y le enseño el juguete. Antes de empezar a jugar; inicio el juego con el comando/palabra que, poco a poco, el perro asociará a jugar —es importante que los tiempos de juego estén limitados—. Puedes usar un ¡a jugar!, ¡juego!, o similar.
En el desarrollo del juego, le incito a perseguir el juguete con movimientos propios de una presa (se lo muestro, lo alejo de él; le incito a cogerlo) y le dejo apresarlo tras un par de intentos. Hay que tener presente nuestro tono de voz y la intensidad gestual/corporal, que nos ayudarán a motivar al perro.
Después de que el perro haya apresado y ganado un par de veces el juguete, detengo el juego (en mi caso, si no se ha trabajado el comando “suelta”, no suelo introducir orden de soltar hasta que el juego haya adquirido ya cierta estructura y el perro sepa qué esperamos de él) y espero a que suelte; si él intenta continuar el juego, y estira, muerde, etcétera, me mantengo pasivo; cuando suelta, vuelvo a iniciar el juego.
Dejo siempre que el perro disfrute del juguete y lo “gane” de vez en cuando. Las primeras veces que se lo “gano” yo, se lo lanzo bastante rápido para que el perro entienda que el juego sigue.
Para motivar mucho al perro, sobre todo al inicio del juego, puedes generar cierta frustración en la presa (que no consiga cogerlo), con algún quiebro, lo que hará que el perro aumente la intensidad de la conducta.
Una vez quiero dejar de jugar, marco el final del juego (con un ¡fin!, por ejemplo), recojo el juguete y dejo de jugar. Los mordedores o juguetes con los que jugamos de forma cooperativa, nunca quedan al alcance de los perros fuera de las sesiones de juego y, de este modo, nos aseguramos de que no pierden valor para ellos, siendo un recurso muy útil para las sesiones de obediencia cuyo refuerzo es el juego.
Estructurar el juego con mordedor así nos ayudará a canalizar conductas naturales del perro en estos ratos de esparcimiento para los dos y evitaremos malos hábitos, así como que el perro tenga que saciar instintos a través de conductas que no queremos en casa. ¡Y lo más importante de todo! El juego es una de las formas de mejorar más el vínculo entre los dos.
Aquí os dejamos un vídeo de Experto Animal en el que se explica cómo hacer un mordedor casero para perros. 😉
A muchos nos gusta jugar con pelotas o mordedores con nuestros perros, pero no siempre encontramos la estrategia con la que ofrecer un aprendizaje divertido: a veces, la estructura del juego no es la más adecuada, y otras muchas surgen dificultades para que el perro muerda el juguete, “luche” por él o lo traiga y lo suelte cuando se lo pedimos.
Sin embargo, el juego es imprescindible, porque genera un vínculo fuerte con nuestros colegas peludos y nos permite conseguir nuevos reforzadores para su aprendizaje: en especial, en aquellas sesiones en las que buscamos conductas de activación o un alto nivel de motivación. Por todo esto, ¡vamos a explicarte todo lo que necesitas para que el juego forme parte de vuestra vida en común!
Algunas cuestiones para tener en cuenta:
Los juegos que conducen a la captura (coger, traer y soltar) están muy asociados a los comportamientos instintivos de caza, por lo que dependerán mucho de la raza o la predisposición genética de tu perro; aun así, a nivel “casero” se pueden canalizar con relativa facilidad.
Como suele ocurrir con muchas otras conductas caninas, la predisposición genética de nuestros perros hará que estos puedan sentir preferencia por alguna de las fases de la caza: un perro de presa, por ejemplo, suele tener preferencia por los juegos donde se potencia la presa, como el mordedor.
Los juegos de captura —igual que aquellos de presa con un motivador y muchos otros— nos permiten obtener un mayor repertorio de reforzadores muy potentes y útiles para el adiestramiento en obediencia.
En perros poco entrenados, usar el juego como refuerzo para generar conductas nuevas puede ser más complicado; por lo general, es recomendable comenzar con comida y progresivamente pasar al juego como refuerzo
El perro hereda del lobo la necesidad de cazar: se trata de una necesidad tan grande, que saciar este instinto es superior a la motivación que sienten por alimentarse; esta es la razón por la que es una herramienta increíblemente efectiva como reforzar de conductas de alta intensidad
#1. Enseñar al perro a morder/apresar objetos
Si bien, normalmente, la mayoría de los artículos se centran en soltar objetos, hay muchos perros que no tienen demasiado interés en morder y apresar; de este modo, vamos a empezar con algunos consejos para ellos.
Consejos para los perros que les cuesta morder o apresar:
El movimiento y el ruido ayudan a maximizar el interés por los juguetes: las pelotas o juguetes que pitan suelen generar mayor motivación, aunque es posible conseguir algo parecido haciendo nosotros mismos ruidos con la boca mientras movemos el juguete cerca del perro.
Prueba con diferentes texturas y durezas. Existen muchísimos juguetes diferentes y no todos son apropiados para todos los perros. Es importante encontrar los que más le gusten.
Si nada funciona, sé creativo. Puede que a tu perro le guste morder cosas de papel, podrías probar si muerde una tira de papel higiénico o quizá lanzarle una bola de papel.
La presa ya la tenemos ahora necesitamos que suelte la pelota o el mordedor. Aquí tenéis algunos consejos:
Intercambiar el objeto (una pelota, por ejemplo), por comida (por ejemplo, snacks o frankfurts)
Intercambiando un objeto por otro objeto (otra pelota) del mismo valor.
#2. Enseñar al perro a soltar objetos
Paso 1
Es tan sencillo como ofrecerle una pelota y dejar que juegue unos segundos con ella; a continuación, captamos su atención, le ofrecemos el premio y cogemos la pelota cuando la suelte. Si, aun así, no suelta la pelota, prueba a mover el premio y a lanzarlo, como hemos dicho antes el movimiento aumenta la motivación por el premio, si el perro suelta la pelota, recógela entrégasela de nuevo y repite el ejercicio.
Hay perros para los que el juguete tiene un valor muy superior a la comida; en estos casos, ofreceremos un juguete del mismo valor, para que no tenga preferencias por uno de los juguetes en concreto. ¿Por qué va a preferir el que tenemos nosotros? Debemos ofrecerlo moviéndolo y animando con nuestra voz y con sonidos: cuando suelte la pelota, le entregaremos la nuestra y así una y otra vez.
Si trabajamos de este modo, el resto de los pasos serán exactamente iguales, pero sustituyendo los premios por otro juguete.
Paso 2
Tras varias repeticiones, podemos añadir la orden —fijémonos en cómo responde el perro: debería soltar la pelota cuando acerquemos la mano con comida; si lo hace, ya ha entendido el ejercicio—. En ese caso, acercaremos la mano, agregaremos la orden (por ejemplo, suelta) y, cuando suelte, cogeremos la pelota y premiaremos.
Paso 3
Una vez consolidado el paso anterior, empezaremos a dar la orden sin el premio en la mano, pero premiaremos siempre al soltar la pelota. Esta fase no siempre funciona igual, por lo que, si vemos que el perro es reticente a soltar, volveremos a reforzar el paso anterior.
Paso 4
Una vez ha asociado correctamente la orden podremos ir retirando premios paulatinamente. En esta fase, empezaremos a alterar el juego con varios juguetes, comida y a motivarle con palabras y caricias, manteniendo siempre distintos tipos de refuerzos. Si hemos realizado los pasos correctamente, el volver acceso al objeto o juguete debería de ser suficiente para reforzar la conducta de soltar. Hay que entender que un perro que no quieres soltar normalmente es porque cree que de esa forma pierde el juguete, pero si le enseñamos que soltar es parte del juego y que vuelve a poseer el juguete, no tendrá problemas para entregárnoslo.
#3. Cosas para tener en cuenta en los juegos de caza y cobro
Es posible que debas motivar a tu perro si quieres jugar con él y no tiene mucho instinto; en estas situaciones, recuerda que la voz y el movimiento le activan y que tu actitud es muy importante. Del mismo modo, ten presente que jugáis para pasarlo bien ambos, y que siempre habrá actividades que le motiven: si no son los juegos de caza con juguetes, puede que sean los de olfato o jugar a perseguiros. ¡No intentes que tu mastín actúe como un pastor belga!
Los perros con problemas articulares no deberían practicar o abusar de estos juegos; recuerda siempre que estamos hablando de perros jóvenes o adultos sin problemas aquí. Algunos ejemplos: displasia de codo o cadera, artritis… Tampoco juegues con él después de comida (¡ojo con las torsiones de estómago!)
No le quites a la fuerza los juguetes (sobre todo si no ha aprendido el ejercicio) ni se lo escondas; tampoco juegues con él en cualquier espacio, ya que privarle de esta práctica en equis zonas hace que el juego tenga más valor.
Si tu perro se excita demasiado, puede “cazar” tu mano, tu ropa o morder otras cosas; si entra en este estado, paramos el juego e ignoramos unos minutos para marcar el límite. Un “no” enérgico e ignorar unos segundos (castigo negativo) es más que suficiente para que lo entiendan.
Si percibes signos que consideras de agresión o protección de recursos, enseñar a tu perro este ejercicio puede ser más complicado y deberías acudir a profesionales. En cualquier caso, no le quites el juguete a la fuerza ni le presiones más de la cuenta frente a gruñidos y signos de advertencia.
Por último, recuerda que este es un artículo de iniciación a los juegos de captura; una vez tu perro o perra haya comprendido cómo funcionan los ejercicios, podrás ir puliendo su ejecución, pero no busques un “cobro perfecto” (dejarte la pelota en la mano sentado delante de ti, por ejemplo) cuando tu colega todavía no entiende que tiene que soltar el juguete para que el juego continúe.
Vídeos prácticos para trabajar estos ejercicios
Consejos básicos para enseñar a a tu perro a coger objetos:
La alfombra olfativa para perros (snuffle mat, en inglés) es un juego de olfato y estimulación ambiental para nuestros colegas peludos. Se trata de un complemento en forma de alfombra hecha con tela de trapillo donde podemos esconder premios y chucherías entre los flecos, obligando al perro a utilizar su olfato para encontrarlos.
¿Y por qué es la caña? ¡Pues para fomentar el trabajo mental en los perros y otros animales!
Tranqui; te lo explicamos en detalle.
¿Por qué la alfombra de olfato es la caña?
Hay varias razones por los que contar con una alfombra de olfato debería ser casi obligatorio en cualquier casa con perros (o gatos, o hurones, o conejos, o minipigs; vale, ya te haces una idea, no me pongo más pesado: aquí vamos a hablar de perros, ya lo sabes). La razón es que se trata de una herramienta/juguete de enriquecimiento ambiental que permite que nuestro perro pueda buscar premios y entretenerse superando retos de búsqueda o rastreo en casa.
Esa es la principal.
Pero hay muchas más:
Es una manera eficaz y sencilla de enseñarle a usar el olfato e iniciar los juegos de olfato: las primeras veces colocaremos los premios sobre la alfombra y, poco a poco, iremos aumentando la dificultad, escondiendo los premios entre los flecos y reduciendo el tamaño de los premios/salchichas/pienso.
Una alfombra de olfato también ayudará a que tu perro esté más relajado, porque usar el olfato es un trabajo para ellos y la forma más natural de los perros de conocer y reconocer el mundo y su entorno.
Fomenta la relajación, reduce el estrés y ayuda a calmar a perros de alta energía que necesitan trabajar a diario. A su vez, la alfombra ya refuerza con recompensas constantes y les obliga a estar concentrados.
Durante el tiempo de recuperación tras una operación, así como para perros ancianos o animales con movilidad reducida, la alfombra de olfato es un elemento de enriquecimiento ambiental de la leche.
Si nuestro perro es muy ansioso comiendo, podemos usar la alfombra de olfato como un comedero antiansiedad/antivoracidad,que nos permitirá reducir la velocidad de ingesta.
Otros ejercicios para complementar la alfombra de olfato
A la mayoría de los perros les encanta rastrear y todos necesitan usar su olfato en mayor o menor medida. Por esto es probable que, tras un par de semanas, quieras añadir algún juego más de olfato. Tenemos un artículo sobre los juegos de olfato que puedes leer aquí, pero si lo que quieres son algunos juguetes más de enriquecimiento ambiental, toma nota:
Los juguetes de la marca KONG. Si no los conoces, son los típicos juguetes de goma dura con agujeros que se pueden rellenar para que nuestro perro se entretenga un buen rato, aunque hay muchos tipos: por ejemplo, en Dog’N’Roll recomendamos empezar con el KONG Wobbler, que no es de goma, sino de polímero de plástico de alta resistencia, y es perfecto para perros que se frustran con facilidad, puesto que los KONG típicos: los rojos o negros de goma dura suelen generar frustración muchas más veces de las que nos imaginamos y pueden representar un problema en animales con baja tolerancia a la frustración. En cualquier caso, las primeras veces que introduces un nuevo elemento en la rutina de tus perros, te recomendamos que los vigiles y examines su comportamiento.
En nuestros talleres de enriquecimiento ambiental, tenemos el clásico DIY (Do It Yourself; hazlo tú mismo) de la pelota de tenis. Esta es otra buena opción para hacer un juguete en el que esconder premios. Eso sí, tendremos que hacer un par de cortes (en forma de signo más: «+») en la pelota y guardar ahí la comida; por descontado, no tiene ni tanto aguante ni va a generar el mismo interés que un juguete de KONG, por ejemplo, pero es una buena forma de salir del paso.
Actualizamos: ¡ojo! Hay varios estudios que parecen indicar que las pelotas de tenis suponen un efecto de lija en los dientes de los perros —aquí tenéis un artículo que habla sobre el tema; y aquí otro—. ¡No abuséis de estos juguetes o buscad una alternativa menos agresiva para la dentadura de vuestros colegas!
Tablas de olfato y juegos de inteligencia. En las tiendas también venden tablas donde esconder comida en distintos apartados y juegos de inteligencia que harán que tu perro deba encontrar la forma de conseguir el premio. El «problemilla» de estos juguetes es que requieren siempre de supervisión: primero, porque se pueden cargar el juguete (y no son baratos), segundo, porque si lo rompen, pueden tragarse piezas y eso es peligroso, ¿o no?, y, tercero, porque si es demasiado complicado, generará frustración/ansiedad, aburrimiento o conducta destructiva.
Como ves, hay un montón de opciones para complementar la alfombra de olfato con otros juguetes de enriquecimiento ambiental que permitirán a tus colegas caninos sacar el máximo partido a su nariz.
¿Cuál es el sentido más desarrollado en los perros? El olfato. Entonces, ¿por qué es el gran olvidado para la mayoría de gente que quiere disfrutar de la vida con sus perros?
Suponemos que hay dos grandes respuestas para esto: 1) mucha gente no sabe por dónde empezar para estimular a sus perros mediante juegos de olfato y 2) a veces, no sabemos lo divertido/necesario/útil que es contar con un perro que aprende a resolver problemas mediante su nariz y los juegos de olor.
Por qué son importantes los juegos de olfato para perros
Los perros tienen 200-300 millones de receptores olfativos. Si te digo esto, quizá te quedes igual que si te digo que tengo cien mil maravedíes en el banco, ¿no?
Pero ¿y si te digo que en el humano la superficie olfativa de 5 cm2 es de 100 cm2 en los perros?
¿O que el número de células olfativas en humanos a duras penas alcanza los 5 millones?
Y no solo esto, el área cerebral dedicada al olfato en los perros es 40 veces mayor a la nuestra, ¡y aún tiene otras ventajas!, por ejemplo: la nariz de los perros no mezcla el aire inhalado y exhalado, lo que hace que su olfato sea mucho más nítido que el nuestro. En definitiva, la nariz de los perros son los ojos de los humanos: ahí radica su importancia. Nosotros entendemos el mundo a través de la vista, ellos a través del olfato.
¿Qué podemos conseguir con juegos de olfato?
Activar su mente y estimular sus sentidos: resolver problemas espaciales y trabajar la inteligencia de tu colega; además, no requiere de grandes aptitudes físicas, ¡ni del perro ni del guía!
Mejorar vuestro vínculo a través del juego
Es un ejercicio perfecto para la gestión de la frustración en el perro, que, además, le permite desfogar instintos naturales
Es un juego que no genera mucha excitación en el perro, por lo que, en la mayoría de los casos, pueden participar niños
En días de lluvia o en épocas en las que el perro se está recuperando de una lesión, son una alternativa perfecta a los juegos más físicos
Igual que nos pasa a nosotros, el perro que piensa, gasta mucha más energía que el perro que se pasa el día corriendo, y, además, se relajará, y sus niveles de ansiedad y estrés se mantendrán bajos
Y dicho esto, ¡empezamos!
Cuáles son los principales juegos de olfato para perros?
El sembrado, que consiste en esparcir premios o snacks por el suelo
Las pistas de rastreo, donde se crea un recorrido que el perro debe seguir hasta alcanzar un objeto o alimento concreto
El premio en las manos, que se basa en esconder el premio en una de las manos: si el perro acierta, tiene premio; si falla, volvemos a empezar.
El trilero, que es una versión más complicada del anterior, donde los premios están debajo de vasos y el perro debe adivinar dónde
La alfombra olfativa: un juguete con pliegues de tela para esconder pienso y premios para que el perro los encuentre olfateando.
¡Y dicho esto! Vamos a verlos en detalle.
Cinco juegos de olfato para disfrutar con tu perro
#1. El sembrado
El juego del sembrado consiste en enseñar a nuestro perro a buscar premios o golosinas que hemos esparcido por un espacio interior o exterior. Es una gran opción en perros con los que estamos trabajando para reducir niveles elevados de estrés o ansiedad y recomendamos complicarlo paulatinamente en distintos lugares.
Importante: el perro debe mantener un estado de excitación lo más bajo posible, y entender cuándo comienza y termina el juego; por lo tanto, trataremos de mantener al perro en un estado de calma antes de iniciar el juego.
Empezaremos en una habitación o una zona de la casa donde esparciremos premios; a continuación, le diremos «¡busca!» o un comando similar que pueda asociar a encontrar los premios.
A medida que nuestro perro mejore rastreando premios, ampliaremos la zona y esconderemos algunos de los premios detrás de un mueble, debajo de un objeto, etcétera. También podemos apagar las luces de la habitación para obligarle a usar más la nariz.
Una vez el perro encuentre todos los premios, haremos una señal de fin de juego, que puede ser la misma que utilizamos cuando terminamos cualquier otro juego (¡fin!, por ejemplo)
¡Nunca debemos indicar al perro dónde está un premio! Podemos darle pistas con la voz o ayudarle con nuestro movimiento para que busque por una zona, pero no enseñarle dónde están los premios que no encuentra.
A medida que nuestro perro va cogiendo práctica con el juego del sembrado, podemos ir complicando los contextos: interior, exterior, jardín, zona de bosque… Cuantos más rastros haya, más complicado se le hará y también más divertido y estimulante, siempre y cuando trabajemos el olfato mediante una progresión lógica: nada de irse el segundo día al bosque y esconderlos por ahí, ¿eh?; el juego siempre debe ser divertido y estimulante, y no generar excesiva frustración. Todos los juegos de olfato deben realizarse con un criterio creciente: tiene que existir una alta probabilidad de éxito y, poco a poco, le complicaremos la dificultad; de este modo, conseguiremos motivarle y evitaremos que el perro se aburra.
#2. Pistas de rastreo
Muy similar al sembrado, es la construcción de una pista de rastreo, que deberíamos iniciar de una forma parecida al primer juego de olfato. Se trata de crear un recorrido hasta alcanzar un objeto concreto (un juguete oloroso, como un Kong repleto de comida, por ejemplo) mediante rastros que estimulen al perro hasta alcanzar el objetivo. Para ello, intentaremos escoger siempre un área libre de pisadas que compliquen el rastro (por lo menos, en las primeras sesiones) y cuanto más pronto, mejor. ¿Por qué? Menos olores a discriminar.
En este caso, necesitaremos que el perro esté quieto y relajado, por lo que puede ser necesario contar con una segunda persona o sujetarle con un arnés y mantenerlo en quieto si cuenta con una obediencia adecuada (el sentado y el quieto, por ejemplo, nos ayudarán a mejorar el control previo al juego). A continuación:
Preparamos un recorrido que el perro debe seguir (por ejemplo, con alimento en lata o trozos de salchichas/frankfurts); también restregaremos algo de alimentos sobre la superficie de la hierba para crear un recorrido olfativo más claro, y nos podemos ayudar de caldo de pollo o algún alimento que desprenda bastante olor.
Esconderemos el objeto que queremos que alcance: este debe ser el mayor premio de todos: un Kong delicioso, o más, carne en salsa: algo que mole mucho si eres perro, vamos.
Liberamos al perro e iniciamos el ejercicio como en el sembrado: con un ¡busca! o un ¡búscalo!, por ejemplo.
Deberíamos animar y motivar y generar un sentimiento muy positivo a través del juego; en especial, cuando finalice el recorrido, si bien el premio ya ayuda a motivar y a recompensar, nosotros todavía podemos hacer que sea mucho más guay.
Poco a poco, haremos que el recorrido sea más difícil (sin intentar correr); podemos aumentar la distancia entre las pistas, o la dificultad de la pista de rastreo… ¡Hay mil opciones!
#3. El premio en las manos
Como iniciación al juego del trilero, el premio en las manos es una buena opción para empezar a desarrollar el olfato en tu perro a la de ya. ¿En qué consiste? Cogeremos comida para perros, o frankfurts, o algún alimento que les motive y captaremos la atención de nuestro colega.
Básico:tocamos/manoseamos la comida con las dos manos para que queden rastros de olor en ambas y el perro tenga que aprender a discriminar también intensidad en el olor.
Escondemos el premios en uno de los dos puños (cerrados); uno tendrá alimento, el otro estará vacío.
Le enseñamos las manos al perro y le dejamos oler; nos aseguramos siempre de que no pueda ver el premio.
Cuando el perro indique con la pata o el hocico la mano correcta, abrimos la mano y le damos la comida.
Cuando el perro indique con la pata o el hocico la mano vacía, abrimos, le enseñamos que no hay premio y volvemos a empezar el juego.
Puede ser que al principio se equivoque unas cuantas veces hasta que entienda el juego, pero con el tiempo, le ayudará a agudizar el olfato y, a continuación, lo complicaremos con el juego del trilero para perros. También podemos discriminar la acción desde el principio (si no toca con la pata, no se le da), o permitir que, al inicio, toque con el hocico o la pata, y después derivar esta acción y solo premiar cuando lo hace con la pata.
#4. El juego del trilero para perros
Si queréis ver un vídeo sobre el juego del trilero, os dejo aquí debajo un clip de Experto Animal donde se explica su funcionamiento en poco más de un minuto.
Consiste en lo siguiente:
Cogemos tres vasos de plástico idénticos (mismo color, misma forma). A veces, se recomienda agujerear el vaso de plástico para que el olor sea más intenso, pero no es imprescindible.
Colocaremos premios debajo de uno de los vasos y los moveremos; a continuación, permitiremos que el perro busque hasta encontrar debajo de qué vaso está el premio.
Una vez entienda cómo funciona el juego, podemos incluir vasos con otras formas, colores e incluso otros objetos (por ejemplo, una pelota de tenis cortada por la mitad) y enseñar al perro a discriminar; para ello, la comida siempre estará debajo del objeto que es diferente al resto.
A partir de aquí, puedes crear muchas otras variantes de las que te hablaremos más adelante: más vasos, diferentes tipos de objetos, ¡lo que se te ocurra!
Para jugar en casa, no obstante, la alfombra de olfato es una pasada de juguete que puedes hacer tú mismo/a para que tu perro busque entre sus pliegues pienso, comida o cualquier otro tipo de premios.
¿Por qué mola tanto?
Las alfombras de olores son un ejercicio de estimulación mental perfecto para jugar en casa o en días de lluvia, o para perros más mayores, con mucha energía o que están rehabilitándose tras una operación, por ejemplo.
Es un extra para que trabajen por ellos mismos el olfato, que también se agradece de vez en cuando: ¡una vez hecha, solo tienes que esconderle los premios y dejarle disfrutar!
Sobre alfombras de olfato, hay un post destacado, así que ya hablaremos de ellas más adelante, ¿vale? ¡Pues hoy, hasta aquí! Recuerda que el olfato es el sentido más importante de tus colegas caninos y que aquí tienes opciones más que suficientes para estimularlo durante toda su vida. Ahora, ¡te toca a ti!
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