Acariciar a un perro es una experiencia que mola. Por eso lo hacemos. A los primates —o sea, a nosotros— nos mola, y a los perros, por norma, también. A ver, lo dice la antrozoología, no solo yo. 😉 Pero acariciar va un poco más allá de tocarle la cabeza o la cola al perro: dos zonas que no suelen gustarles demasiado, por cierto.
Hoy, voy a tratar con el detalle que se merece el tema de las caricias: cuándo, dónde acariciar y de qué manera. Puede parecer algo obvio, o absurdo (puedes pensar: ¿también hay malas formas de acariciar?, y sí, así es, mucho más comunes de lo que creemos), dependiendo del tipo de caricias podemos activar o relajar a un perro, así como fortalecer el vínculo o incomodar al perro.
Presentación: ¿puedo acariciar?
Ante perros desconocidos, mucha gente peca de un comportamiento excesivamente invasivo. En sesiones, yo siempre explico que no puedo comportarme igual con un cliente que acabo de conocer que con un amigo de toda la vida, ¿verdad? Mis expresiones y lenguaje corporal serán distintos, y así debería ser con los perros también.
Como paso básico, deberíamos preguntar al guía del perro si podemos acariciar a su perro. Este punto es fundamental y nos ofrece información útil: los perros pueden ser selectivos, super-sociables o inseguros. Cada perro es un mundo, y nadie lo va a conocer como su tutor.
A continuación, nos ponemos a su altura o, por lo menos, nos acercamos de una forma tranquila y sosegada; nada de inclinarnos hacia el perro, si podemos evitarlo (siempre de cuclillas, de lado…), sino que resultará mucho más eficiente presentarnos lateralmente, acercando la mano o invitar al perro a venir hacia nosotros. Un perro inseguro agradecerá un acercamiento menos invasivo, mientras que a un perro seguro le puede bastar con que nos inclinemos de forma más natural.
A partir de aquí, dependerá del carácter y la conducta del perro. Es importante conocer las principales señales de calma y advertencia para asegurarnos de que el animal está cómodo. Nunca forzaremos y empezaremos a acariciar en zonas poco expuestas, como el lomo o por debajo de las orejas.
Sobre las caricias es importante entender:
- No realizar movimientos bruscos, en especial, con perros que no conocemos demasiado
- Entender que las caricias rápidas activan a un perro y las caricias suaves lo relajan
- Acercar una mano y dejar que el perro la huela es un buen primer paso; fíjate en su lenguaje: movimiento de rabo de lado a lado en una posición media-baja, orejas hacia atrás, búsqueda de tu atención, lenguaje corporal relajado…
- Cada perro es un mundo y estos gráficos son gráficos: ¡las caricias no tienen por qué gustar a todos los perros! Dependerá del individuo, sus gustos y su historial de aprendizaje
