Acariciar a un perro es una experiencia que mola. Por eso lo hacemos. A los primates —o sea, a nosotros— nos mola, y a los perros, por norma, también. A ver, lo dice la antrozoología, no solo yo. 😉 Pero acariciar va un poco más allá de tocarle la cabeza o la cola al perro: dos zonas que no suelen gustarles demasiado, por cierto.
Hoy, voy a tratar con el detalle que se merece el tema de las caricias: cuándo, dónde acariciar y de qué manera. Puede parecer algo obvio, o absurdo (puedes pensar: ¿también hay malas formas de acariciar?, y sí, así es, mucho más comunes de lo que creemos), dependiendo del tipo de caricias podemos activar o relajar a un perro, así como fortalecer el vínculo o incomodar al perro. (más…)