Estás en la protectora, firmas los papeles de la adopción junto a ese colega de cuatro patas con el que has sentido amor a primera vista, y empieza una nueva vida. Ahora dejáis atrás el centro, en coche, y los nervios, el deseo, las ganas de que él o ella vea todo lo que le espera se apoderan de ti y de toda la familia. Es normal —tiene que ser así—, pero antes de que todo se acelere a vuestro alrededor, hay algo que debemos grabarnos en la cabeza: un perro adoptado necesita un periodo de adaptación a su nuevo hogar.
Quizá pienses: ¿Periodo de adaptación? ¡Pero si solo le vienen cosas buenas ahora! No obstante, recuerda que los perros son animales de rutina, e incluso aquel más tranquilo, equilibrado y «buenazo/tontorrón» sufre una transformación general de sus rutinas: su chenil compartido o no, su inexistente rutina de paseos, su relación con otros perros del refugio… Y mucho más: olores, tipo de pienso, personas que van, personas que vienen, tiempos de juego, ubicación incluso. (más…)