Cómo acostumbrar a un perro a llevar bozal
Cuando empiezo a hablar con los guías o tutores sobre positivizar y acostumbrar a un perro a llevar bozal (bueno, a uno: a los suyos), a menudo, me encuentro con malas caras. El bozal está estigmatizado, de una forma muy similar a lo que ocurre con el transportín o kennel. Solemos pensar que el bozal se le pone a los perros «malos» (spoiler: no hay perros malos) y no a aquellos que están en tratamiento o cualquier otro evento.
Cuando se trata de ofrecer un espacio personal a un perro (sobre todo, a un perro que requiere de una zona segura o debemos contenerlo un tiempo al día) son muchos los guías que me piden que mejor “enseñarle en su cama” y no en “una jaula” (si tú también piensas esto, lee el artículo anterior, por favor).
Volviendo al bozal, este puede —suele— ser un medio (estamos trabajando y acabaremos retirándolo) o, en pocos casos, puede ser un fin: ley PPP, perros miedosos que han reforzado muchas veces conductas de escape, etcétera. En cualquier caso, un baskerville, por incómodo que parezca, solo es una herramienta de seguridad. Utilizamos otras todos los días, ¿no crees? Correas, arneses, collares, vallas para presentar perros, rejas y vallados, puertas…
Uso del bozal como medida de precaución en paseos y trayectos
En los paseos, el bozal no suele ser una herramienta habitual. Por regla general, la mayoría de los perros están bien socializados y tienen buena relación con sus congéneres. Incluso aquellos perros inseguros o que puedan mostrar alguna conducta reactiva no suelen recurrir a la agresión (marcaje, morder, etc.). (más…)