Uno de los problemas más habituales con perros se vincula a la persecución o, lo que es lo mismo, el instinto de caza.Cuando te das cuenta de que tu perro persigue cosas en movimiento suele haber pasado algo grave, ¿verdad? Se ha ido detrás de un gato, ha asustado a un ciclista o a un runner o, en definitiva, se ha producido una mala experiencia.
Como cualquier otra conducta, la persecución puede estar asociada a una respuesta condicionada propia del condicionamiento clásico o a una respuesta operante (aprendida en base a las consecuencias) propia del condicionamiento operante, sin embargo, en la mayoría de los casos estamos frente a una pauta de acción modal.(más…)
Hace unos días, grabé un vídeo para el canal de YouTube sobre cómo actuar en el veterinario. Considero que es un tema que suele pasar desapercibido y que se vuelve un poco tabú.
He intervenido un par de veces en la sala de espera —intentando ser lo más respetuoso posible— ante varias familias que se estaban poniendo muy nerviosas por la forma en la que actuaba su perro. A grandes rasgos, no entendían (o no querían entender) el nivel emocional del animal en ese contexto y en ese momento.
Por lo tanto, vamos a tratar unos cuantos puntos importantes que tener en cuenta durante nuestras visitas al veterinario. Aprovecho para comentar, no obstante, que cuando entra un perro a casa es importante acostumbrar al cachorro a visitar el veterinario y a las manipulaciones (sobre lo que ya he hablado en el blog). (más…)
¿Te has planteado por qué es tan importante acostumbrar a tu perro a los espacios públicos? Esta es una de las principales preocupaciones de los guías caninos: el buen perro de familia es aquel animal que gestiona (aguanta) todo en todas partes: centros comerciales, metro, parques, calles muy transitadas…
No obstante, este punto está muy vinculado a la genética (1), la gestión emocional de cada individuo (2) y el trabajo educativo que hayamos realizado con él (3), entre otras cuestiones.
Desde mi perspectiva, hay dos cosas que tener muy en cuenta:
Esperar que tu perro responda con una gran obediencia y unas pautas educativas adecuadas (sentado, tumbado, junto, venir a la llamada, manejo de la correa, no estirar…) sin esfuerzo es una quimera. Acostumbrar a tu perro a los espacios públicos y a las situaciones cotidianas parte de integrarlo en su rutina. Punto.
La selección genética y las necesidades del individuo deben cubrirse y el contexto debe permitir un desarrollo óptimo. Por eso, hay cientos de PLC comiéndose pisos en el centro de las ciudades o hay que tener presente que un pastor belga o un border collie no necesitan lo mismo que un carlino o un bichón.
Muchísimos/as clientes/as que empiezan a trabajar conmigo sujetan la correa de dos formas típicas: estilo «vieja escuela» y de «un modo muy peligroso para ellos/as». (Sé que no es la definición más técnica, pero así lo entenderás a la primera.) Diría que se debe a que nos da vergüenza preguntar y que el sector canino está repleto de gurús y magufos de parque; todo esto, lo dificulta más, supongo. Por esta razón, vamos a hablar sobre cómo sujetar la correa, si hay una o varias formas (varias, ya te digo), si correa corta o correa larga y cómo deberíamos gestionar la tensión.
“Estilos” para sujetar la correa de tu perro
El estilo «vieja escuela» lo tenemos en mente, ¿verdad? Jugar con el largo de la correa (por regla general, manteniéndola corta) y con una de las manos fijas y la otra dando y quitando cuerda. (más…)
Hace un tiempo, hablamos sobre por qué los perros tiran de la correa y cómo podemos construir paseos agradables para todos. En ese artículo mencioné, de refilón, el principio de Premack, algo bastante útil en educación canina y que podríamos vincular al «niño, si acabas los deberes, jugarás a la PlayStation».
El principio de Premack fue formulado por David Premack en 1965, y dice así:
Dadas dos respuestas en un procedimiento de condicionamiento operante, la respuesta más probable reforzará a la conducta menos probable; la respuesta menos probable no reforzará a la conducta más probable”. Finalmente la conducta más probable —que no deja de ser un refuerzo— se «producirá» cuando se haya realizado la conducta menos probable.
Por experiencia, de esta definición suele ser complicado entender qué es una respuesta más probable y qué es una conducta (o respuesta) menos probable. (más…)
Cuando empiezo a hablar con los guías o tutores sobre positivizar y acostumbrar a un perro a llevar bozal (bueno, a uno: a los suyos), a menudo, me encuentro con malas caras. El bozal está estigmatizado, de una forma muy similar a lo que ocurre con el transportín o kennel. Solemos pensar que el bozal se le pone a los perros «malos» (spoiler: no hay perros malos) y no a aquellos que están en tratamiento o cualquier otro evento.
Cuando se trata de ofrecer un espacio personal a un perro (sobre todo, a un perro que requiere de una zona segura o debemos contenerlo un tiempo al día) son muchos los guías que me piden que mejor “enseñarle en su cama” y no en “una jaula” (si tú también piensas esto, lee el artículo anterior, por favor). (más…)
Acariciar a un perro es una experiencia que mola. Por eso lo hacemos. A los primates —o sea, a nosotros— nos mola, y a los perros, por norma, también. A ver, lo dice la antrozoología, no solo yo. 😉 Pero acariciar va un poco más allá de tocarle la cabeza o la cola al perro: dos zonas que no suelen gustarles demasiado, por cierto.
Hoy, voy a tratar con el detalle que se merece el tema de las caricias:cuándo, dónde acariciar y de qué manera. Puede parecer algo obvio, o absurdo (puedes pensar: ¿también hay malas formas de acariciar?, y sí, así es, mucho más comunes de lo que creemos), dependiendo del tipo de caricias podemos activar o relajar a un perro, así como fortalecer el vínculo o incomodar al perro. (más…)
Enseñar a tu perro a dormir en su cama es una de las pautas educativas básicas que todos deberíamos plantearnos en casa. Ofrecer a nuestro colega un espacio personal (o varios), cercano a nosotros y donde no se le molesta durante las horas de descanso (sus horas de descanso) es básico para el bienestar del perro.
Si mantenemos unas pautas coherentes, además, enseñar al perro a dormir en su cama nos permite limitar su acceso a otros lugares de descanso, como nuestra propia cama o el sofá. Por descontado, este punto no es tan simple ni tan sencillo, ya que dependerá de muchos factores:cómo es la cama del perro, si busca un punto elevado para controlar su entorno, qué comportamientos hemos reforzado anteriormente y un largo etcétera.
En cualquier caso, con un poco de paciencia y buenas prácticas, un perro se acostumbrará a dormir en su cama y a tenerla como un lugar de referencia. Hoy, voy a tratar estos dos temas en un único artículo: cómo acostumbrarlo y positivizar su lugar de descanso y cómo crear un comando (por ejemplo, a tu sitio).
¿Cómo empezar a asociar la cama con algo positivo?
La cama del perro es un elemento para su descanso, pero, a menudo, olvidamos que hay otros aspectos que pueden llegar a pesar más. Si tratamos de acostumbrar a un perro a dormir en su cama, pero no tenemos presente dónde colocamos la cama (1), si hemos asociado o impuesto castigos o comportamientos molestos (2) o qué calidad tiene (3), podemos, sin saberlo, estar boicoteándonos a nosotros mismos.
La cama, el transportín o cualquier elemento de descanso son espacios de seguridad, positivos y adaptados a las necesidades del perro.
Hay unos puntos clave a tener siempre presentes:
Su cama es «casa» o «¡azúcar!», o sea, no es un sitio para reñirlo, asustarlo o castigarlo (es más, si me estás leyendo a mí, sabrás que yo defiendo una educación canina amable); es un espacio para premiar, acariciar, DEJARLO DESCANSAR (es decir, no buscar interacción si el perro no la desea) y donde pasan cosas buenas
Reforzar sus interacciones positivas con la cama, felicitarlo o acariciar al perro ayuda a que se acelere este proceso; por el contrario, poner allí a tu perro a la fuerza o utilizar conductas basadas en la imposición o el miedo,generará asociaciones negativas con su zona de descanso (por esto, tampoco es buena idea reñir a tu perro por hacer caca donde no debe)
Si le dejamos dormir en nuestra cama es probable que no quiera dormir en la suya. ¿Por qué? Sencillo. Primero, porque no estás manteniendo una “estructura coherente” (a veces sí, a veces no); segundo, porque tu colchón es, casi seguro, más cómodo y está mejor ubicado que el suyo
En relación con este punto… ¿es malo? No. Es convivencia. Por esto, es importante que todas las personas de la casa mantengan las mismas normas. Si dejamos a un perro dormir con nosotros, dejamos a un perro dormir con nosotros (siempre que quiera); no le dejamos hasta que… porque, entonces, el perro no lo va a entender (o va a tener que extinguir una conducta, con la frustración asociada que supone, y reforzar otra). En este punto, podríamos alargarnos (por ejemplo, crear una señal para que el perro entienda cuándo sí y cuándo no), pero considero que seguirá siendo una mala idea. (más…)
Hay entradas que tienen que estar en el blog de educación canina. En este caso, la relación de tu perro con la clínica y su equipo (o sea, la primera visita de tu perro al veterinario) es una de ellas.
¿Qué ocurre con este tema? Por regla general, este tema se trata de otra forma como se puede comprobar con un par de búsquedas por Internet.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la identificación canina (el microchip) y la vacunación y la desparasitaciónson imprescindibles, la realidad es que muchos/as guías caninos obvian lo importante que es una buena asociación perro, centro y veterinario, qué suponen las manipulaciones y cómo deberíamos gestionar primeras visitas.
La primera visita se hace a (partir de) los 2 meses de edad.
El veterinario revisará ojos, dientes, piel, mucosas; tomará temperatura, auscultaráy (te mandará) a tu casa.
Por descontado, si vamos durante un episodio de enfermedad (tras la adquisición o la adopción), el veterinario puede plantear desde análisis de orina, sangre o heces a radiografías, ecografías, etc.
En la primera consulta, suele identificarse al perro con microchip y se programará la pauta de vacunación y desparasitación.
Te dejo aquí un enlace de Experto Animal con cuestiones básicas de este tipo (cachorros, veterinario, primeras veces).
¿Cómo asociar el veterinario a una experiencia positiva?
Estamos hartos y hartas de oír que los perros son unos «cracks» asociando, pero nos sorprendemos cuando, de golpe, se plantan o te arman la de Dios es Cristo para no entrar en la clínica veterinaria o para largarse de ahí.
Hay tres cosas que deberían preocuparnos siempre, no cuando se convierten en un problema:
Una, cómo tolera el perro las manipulaciones (tocarle, manipularle) y qué podemos hacer para que lo asocie con experiencias más positivas
Dos, quién dirige la clínica, qué servicios ofrecen, cómo tratan a los animales durante todo el proceso (recepción, anamnesis, pruebas, diagnóstico…); como educador, a menudo veo cómo se pincha en cuestiones como la etología (psicología canina) y las manipulaciones.
Las reseñas son una primera toma de contacto útil para saber qué podemos esperar de la clínica veterinaria y de sus profesionales.
Tres, ¿quién conoce a su perro? (o debería…) ¡Exacto, tú! Y como guía tienes una gran responsabilidad desde la primera visita, así como para explicar a los encargados del centro qué deberían saber.
Al final de este (difícil) 2021, quiero desear unas estupendísimas Navidades en familia a todos y todas. Este año, más que nunca, agradezco enormemente el seguimiento y la confianza en Dog Ventura.
Aprovecho mi último día de curro (de este año) para recordar dos cosas que me parecen muy importantes en mi trabajo y que, cada mes, repito entre decenas y cientos de veces. Como siempre digo, tomadlas como un consejo amistoso y no como una verdad absoluta, porque esas no existen, ni en la educación canina ni en ninguna otra faceta de la vida.
Por un lado, considero que es importante empezar a entender que la educación de un perrono dura unos meses, sino toda la vida del animal. Hace poco, escuché una comparación curiosa: educar a un perro, a un gato, a cualquier animal doméstico, se asemeja a plantar y cuidar un hueso de aguacate, debido al tiempo, la paciencia y la dedicación que supone.
Huesos de aguacate
Sin embargo, esta metáfora se podría estirar hacia cualquier árbol, ¿no crees? Cuando lo plantamos, el árbol joven requiere de unos cuidados y una dedicación que una encina o un olivo centenario no necesitarán, pero… aquí está clave: esto no quiere decir que podamos descuidar la relación. Habrá años en los que el árbol puede enfermar, vendrán sequías, inundaciones, vientos que pondrán a prueba su resistencia… (más…)
Utilizamos cookies para mejorar tu experiencia en esta página web. Al navegar por este sitio web, acepta nuestro uso de cookies. (¡Y no te las comas todas! 🍪)