Gestualidad canina: guía de las señales de calma

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Cuando Turid Ruugas publicó la primera edición de El lenguaje de los perros: las señales de calma revolucionó la comprensión que el gran público tenía acerca de cómo se comunican los perros entre sí, pero, su trascendencia, en el mundo canino fue más lejos: basándose en su experiencia, Ruugas afirmó que los humanos podíamos utilizar esas señales de apaciguamiento o calma para comunicarnos con los perros y, más importante aún, entender qué nos están diciendo nuestros perros con su propio lenguaje.

Todos los perros conocen las señales de calma

Todos los perros del mundo (que cuenten con un buen desarrollo) se entienden entre ellos. No importa que cojas a un chihuahua y a un akita japonés, a un pastor alemán DDR o a un mestizo, las señales de calma son el idioma universal en el mundo canino.

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En las primeras fases de su desarrollo (hasta los tres meses), el perro aprenderá ese lenguaje que le acompañará el resto de su vida junto a su madre y sus hermanos de camada. Para practicarlo, empezará a socializar y seguirá mejorando sus habilidades comunicativas a través de la práctica hasta que termine este periodo de su desarrollo (entre los 3 y los 4 meses). Por desgracia, si la impronta o la socialización es deficiente, el perro no será capaz de interpretar o reconocer algunas de las señales de calma —o, en casos críticos (destete prematuro o mala socialización, por ejemplo), una amplia mayoría—, si bien tendrá otros problemas graves como falta de inhibición de la mordida, posible reactividad ante un gran número de estímulos y/o situaciones, y un largo etcétera.

El principal problema de la gestualidad canina

Pero la mayoría de los perros se entienden. Algunos se gustan, otros se ignoran; hay cachorros pesados y juguetones y perros senior que se cansan de ignorar y dar la espalda, y se “explican” de una forma más enérgica. Y es que el principal problema de los perros no son otros perros, sino nosotros: los humanos. ¿Por qué? Los perros solo saben comunicarse mediante la gestualidad canina y, sin encontrar ninguna razón para creer lo contrario, ellos imaginan que cualquiera puede entender este sistema comunicativo.

En muchos casos lo que ocurre es que convivimos con un animal con el que no nos hemos tomado la molestia de aprender su idioma —como si metiésemos a un señor chino en casa y creyésemos que nos vamos a entender de inmediato y no van a existir malentendidos, oye—, por lo que se dan tres situaciones comunes:

  • Las señales de calma del perro fallan, y no nos entendemos; esto genera un grave problema de comunicación y puede llevar a cabo malentendidos entre ambos
  • Esa gestualidad se malinterpreta (por ejemplo, un gruñido de incomodidad o un ladeo de cabeza cuando le estamos llamando a voz en grito y muy enfadados) y castigamos al perro por usar señales con las que está intentando comunicarse, lo que puede traducirse en:
    • El perro deja de usar señales de calma contigo e incluso generaliza que las señales de calma no funcionan
    • Generas frustración en el perro, que se traduce en nerviosismo, estrés e incluso agresividad

Como animales gregarios, los perros necesitan comunicarse para cooperar, generar vínculos de utilidad y vivir en relativa armonía con el resto de sus congéneres. Un perro sano no busca conflicto si puede evitarlo, porque los conflictos son peligrosos, causan daño físico y, sobre todo, afectan y debilitan al grupo: en definitiva, los conflictos generan más riesgos que beneficios. Todo esto, también se aplica hoy, aunque hasta hace poco no se nos recordase que nuestros perros llevan miles de años hablando con nosotros.

Más de 30 señales de calma y… advertencia

Aunque Rugaas englobó toda la gestualidad canina en señales de calma o apaciguamiento, hoy día, solemos dividir este lenguaje en señales de calma (1) y señales de advertencia (2), pues su objetivo es totalmente opuesto: las primeras, buscan generar un diálogo y convivencia; las otras, buscan espacio, terminar con una aproximación o con ese “diálogo”. Además, las señales de calma suelen tener varias interpretaciones, porque no siempre son intencionadas, sino que forman parte del repertorio comunicativo (interiorizado) y, a menudo, los perros las ejecutan sin “pensar”, mientras que las señales de advertencia, siempre tendrán una función clara.

https://www.youtube.com/watch?v=ucmvBBGuM7w

Se han clasificado un repertorio cercano a las 30 señales de calma y advertencia: algunas utilizadas por la mayoría de los perros y otras que dependen del individuo. Asimismo, los perros pueden generar sus propias señales de calma, que no es más que un vocabulario gestual: si cumplen el proceso comunicativo, lo más probable es que se siga utilizando esa señal.

Aquí tenéis el famoso resumen gráfico de la artista norteamericana Lili Chin:

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A continuación, te explicamos algunas de las señales de calma más habituales, si bien es importante que recuerdes que hay muchas otras que no hemos recogido aquí —levantar la pata delantera, levantar la pata trasera, buscar el trasero de otro perro o desviar la atención oliendo, entre otras— con la intención de concentrarnos en aquellas más frecuentes.

Algunas señales de calma habituales

#1. Girar la cabeza/darse la vuelta

Un perro que quiera calmar a su receptor puede girar lentamente la cabeza hacia un lado e incluso darse la vuelta con el fin de evitar el enfrentamiento. Esta es una de las señales más frecuentes en los perros, y, si haces memoria, es probable que los tuyos lo hayan hecho cuando has ido a regañarles por algo. Se trata de la principal herramienta que tienen para evitar y resolver conflictos ante un estímulo que les resulta furioso o intimidatorio.

#2. Bostezos

Hablamos, por supuesto, del bostezo como señal de calma y no como respuesta fisiológica. En este caso, el bostezo es un signo que denota incomodidad o incomprensión; puede darse en miles de situaciones (desde sesiones de entrenamiento demasiado extensas a mirarlo fijamente o realizar movimientos rápidos e impredecibles). Una reacción típica del otro perro tras el bostezo del primero es lamerse el hocico como respuesta: no busco problemas, todo está bien.

#3. Relamerse o licking

Si bien, a veces, es difícil de apreciar, el licking es una de las señales de calma más habituales, que suele ir acompañada de la cabeza baja o un movimiento hacia un lado. Como gesto, también lo utilizan para indicarnos que necesitan espacio o que la situación se les hace incómoda.

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#4. Olisquear el suelo

Si bien el olfateo es (y debería ser) una de las acciones básicas de la vida de cualquier perro, hay situaciones de estrés o conflicto en las que el perro olisquea por estrés, para desviar la mirada o, simplemente, para parecer que está centrado en otra cosa.

#5. Freezing, juego, panza arriba…

Otras señales de calma bastante comunes en perros son el freezing (quedarse congelados, muy relacionado con los comportamientos predadores), entrecerrar los ojos o mostrar distintas posiciones propias del juego. Hay perros mucho más sutiles que otros, por supuesto, y también animales que su lenguaje es mucho más evidente o basto: entre estas, ponerse panza arriba o lamer los belfos de otro perro o la cara y las manos de una persona son dos de las más exageradas.

Solemos dividir las señales en tres tipos o tipologías:

  1. Señales para liberar el estrés: sacudirse, licking por incomodidad, bostezos, rascarse.
  2. Señales para buscar interacción o comunicación: dar la espalda, bostezar, miradas, boca arriba, inclinación para el juego…
  3. Señales que denotan estados de alerta y advertencia (también una posible reactividad): desplazamientos laterales, signos de estrés como el jadeo, mirar de reojo; signos de focalización, acechar como inicio de una conducta de caza (dependiendo del contexto, también puede ser juego), levantar los belfos con o sin sonido, gruñidos enseñando o no los dientes y un larguísimo etcétera.

El lenguaje canino es riquísimo y, en muchos casos, también está repleto de matices y sutilezas que pueden pasarnos inadvertidas, pero es la vía para una mejor comunicación con nuestros perros y con cualquier animal y es tarea nuestra preocuparnos por aprender, por lo menos, aquellas señales de calma y advertencia más sencillas: solo con esto, nuestra relación con ellos va a mejorar un 300 %. ¡Ya lo verás!

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