No puedes enseñarle a tu perro una llamada perfecta. El instinto de caza: sus luces y sus sombras

No puedes enseñarle a tu perro una llamada perfecta. El instinto de caza sus luces y sus sombras

A lo largo de la historia, el principal uso del perro ha sido la caza. Te puede gustar, te puede repugnar, te puede resultar indiferente… pero eso tiene mucho que ver con las razones por las que es tan difícil enseñar una llamada perfecta a tu perro.

Hace un par de años, escribí un artículo sobre la secuencia de caza (y por qué no te va a servir de nada llamar a un perro que se ha lanzado a perseguir una presa). Es posible que consigas redirigir la conducta de un retriever o un perro de guarda, pero quizá nos quedamos con cara de bobos ante un galgo o un podenco.

Por favor.

POR FAVOR.

No te agarres a lo anterior y digas: «¡ah! no puedo enseñarle una llamada perfecta… pues ¡este educador dice que no vale la pena enseñar una llamada!»

NO.

Nunca he dicho eso (ni lo diré), pero el instinto de caza y la secuencia de forrajeo (aquí tienes más información sobre caza y juego; y aquí sobre forrajeo) dificultan notablemente enseñar una llamada perfecta a ciertos perros (razas, cruces).

Y eso no quiere decir que no tengas que trabajarla. Y machacarla, y establecer unas pautas educativas para tu perro.

Qué es la secuencia de la caza

La secuencia de caza deriva de la forma ancestral de los perros, que mantiene una secuencia definida:

  • posicionarse
  • fijar la mirada y acecho
  • perseguir a la presa
  • agarrar/morder
  • matar/morder

La cuestión es que a los seres humanos nos gusta mucho aquello de seleccionar, criar y juguetear con los animales, y lo hemos hecho, a menudo, para reforzar ciertas partes de este patrón (motor) y hacer desaparecer otras. Me (auto)cito:

[…] un perro pastor (border collie, pastor alemán) tendrá muy reforzada la parte de la secuencia posicionarse>fijar mirada/acechar>perseguir y un retriever (labrador, golden) el posicionamiento y el cobro (agarrar/morder).

Vale la pena que sepas…

Por lo tanto, si adoptamos o compramos perros de razas primitivas o perros de caza nos vamos a cagar  tendremos muchas más dificultades para enseñar una llamada efectiva en situaciones concretas; sobre todo, en las que impliquen aquellas fases del instinto de caza más cercanas hacia el final de la secuencia.

Y, por esa misma razón, si tu perro no se ha posicionado o ha fijado mirada, te costará menos llamarlo (incluso en presencia de una presa) que una vez ya lo ha hecho e incluso ha empezado a perseguirla (sea un jabalí, un pato o una pelota).

Algunas cuestiones relevantes sobre esto:

  • El inicio de la secuencia y su intensidad (y foco) pueden variar: hay perros que pueden «activarse» con un rastro (un beagle, por ejemplo), mientras que otros deben ver la presa moviéndose (para mí, el podenco es la opción más clara, porque la tengo en casa)
  • Es algo innato en el perro y, muy notable en ciertas razas, por lo que estar bien alimentado o tener hambre puede suponer mayor o menor intensidad del comportamiento, pero la conducta siempre aparecerá de un modo u otro
  • Puede existir contagio emocional y dinámicas propias «de manada» vinculadas a ciertos eventos

Para hacerte una idea detallada sobre todo esto, además del artículo de forrajeo, te puede interesar entender por qué este tipo de comportamientos se activan también con bicis, runners, etcétera, y cuáles son sus puntos clave.

Sin embargo, el punto que sí o sí te debe quedar claro es que la llamada funciona peor en estas situaciones porque la propia llamada tiene un fuerte componente vinculado al instinto de caza. Por eso, cuando entrenamos y premiamos la llamada (buscando una llamada perfecta, o casi) con juguetes, situaciones que implican movimiento y comida de alto valor, que son premios (reforzadores) vinculados también con el instinto, conseguimos aumentar el porcentaje de un tipo de comportamiento (venir hacia nosotros) frente a otro (irse detrás de un pájaro).

¿Y contra qué competimos para una llamada perfecta?

  • Con las endorfinas que genera la propia actividad, que hacen un efecto «bola de nieve»
  • Con la expectativa de una doble recompensa: la actividad en sí misma, pero también apresar, matar y consumir a la presa

Ante estas situaciones, suele aconsejarse desde evitar que el perro «experimente» este tipo de situaciones (lo cual puede ser complejo si paseamos por zonas naturales: algo recomendable) hasta trabajar una buena obediencia: en especial, una llamada bien construida que vaya aumentando la exigencia.

¿Mucho instinto de caza?, Consejos para trabajar una llamada perfecta

Sin embargo, lo que mejor resultado me ha dado en casa y con los perros de clientes ha sido:

  1. Construye una base sólida en un entorno controlado, o sea, practica la llamada en espacios cerrados o con pocos distractores (que le sea más fácil concentrarse).
  2. Premia de manera consistente, pero también variada. A mí me gusta empezar con comida de alto valor, juguetes o cualquier recurso que motive a tu perro más que el entorno y, luego, empezar a premiar de modo intermitente: el juego aquí ayuda mucho.
  3. Evita la exposición directa a contextos donde pueda haber presas (sobre todo, con el perro suelto). O sea, si crees que hay entornos en los que pueden haber animales que activen el instinto de caza, lo ideal es contar con una llamada bastante trabajada antes de ir.
  4. Usa correas largas, y ya está. No tiene nada de malo, y te va a dar libertad.
  5. Trabaja el control de impulsos, focalizando la atención de perro (mira) o con órdenes para que se quede inmóvil o retire la atención de un premio o reforzador (quieto, deja).
  6. Integra la llanada en tu rutina, pero ojo con repetir constantemente: eso puede devaluar el comando.

Alternativas de valor para una llamada perfecta (bueno, casi)

A continuación, la clave será ofrecer alternativas de valor ante la posible activación de la secuencia de caza (y una exposición gradual) que debemos asumir que nunca será 100 % efectiva.

Sé realista aquí. Si has visto a un beagle seguir a un rastro o a un podenco perseguir a una presa, sabes de lo que te hablo.

Pero ¿por qué digo esto? Por una razón muy simple: no podemos suprimir esa secuencia, solo controlarla, y esto se nos suele olvidar y genera cierto resquemor ante la falta de control (muy humano, ¿eh?, pero también muy perro, lo otro).

Y puede haber perros que, pese a que las familias hagan un gran trabajo de llamada, e incluso (no lo recomiendo, ya lo sabéis) aunque hagamos salvajadas como establecer un castigo muy claro ante esa conducta (no doy ideas), el perro valore como algo más»apetecible» irse detrás del bicho que sea.

En conclusión, hay una serie de elementos innatos (que pueden tener más o menos peso) que pueden facilitar o dificultar el entrenamiento, pero que siempre debemos tenerlos presente. En perros de caza, por esto, también vale la pena contar con un GPS portátil y valorar dónde podemos dejar libertad al perro y cuándo esto puede ser peligroso.

Al fin y al cabo, él o ella es nuestra responsabilidad.

Localizador GPS para tu PERRO - ¿VALE LA PENA?

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