Empecemos por la base. Un perro ladra. (Primero, «lo malo».) Un perro en casa (a veces) también ladra. Hacer que tu perro deje de ladrar en casa, siempre, puede ser Misión Imposible.
La principal razón es que el ladrido es una forma natural de comunicación en los perros. El principal problema es cuando este se vuelve «excesivo», ya que puede ser señal de estrés, frustración o sobreestimulación.
A menudo, no obstante, «silenciamos» el motivo real de estos comportamientos y nos centramos en cortar de raíz el problema (molesta al vecino, no me deja teletrabajar…). Esto es lógico, y está bien explorar métodos efectivos, siempre que sean respetuosos y funcionen. Sin embargo, reducir el comportamiento sin conocer el origen… no lo recomiendo. (Aunque algo funcione, ¿por qué ha funcionado?)
Por qué ladra un perro en casa
Antes de buscar soluciones, es fundamental entender las razones detrás del ladrido.
Si quieres que tu perro deje de ladrar en casa, entiende que la mayoría de cánidos, lo hacen por cuatro razones principales, que son:
- Estrés y ansiedad: situaciones nuevas, soledad, falta de rutina previsible…
- Frustración o sobreestimulación: ruidos exteriores, presencia de otros perros o personas. Este punto suele pasar desapercibido si no es muy evidente (por ejemplo, perro en jardín o vallado volviéndose loco), si bien puede afectar a muchísimos animales
- Conducta de guarda, como pueden ser los mastines o las razas centradas en «dar aviso» (yorkshires, chihuahua, Jack Russell, pinscher…).
- Miedo e inseguridad: la falta de socialización o malos aprendizajes pueden llevar a ladrido de advertencia o vinculado a los puntos anteriores
En el primer caso, sabemos que el enriquecimiento ambiental puede ayudar, mientras que modificaciones en el entorno (luces rojas, cortinas, reducir ruido o enmascararlo) pueden funcionar. En mi caso, por ejemplo, los perros están siempre dentro de casa entre las 17 y las 19 horas, aproximadamente, puesto que en el jardín algunos tienen problemas por el paso constante de personas.
El tercer punto, la conducta de guarda, puede redirigirse, aunque difícilmente «extinguirse» (los comportamientos no se extinguen, varían), si bien con tiempo y paciencia, podemos modificar comportamientos y no exponer en exceso a situaciones conflictivas. Por ejemplo, un mastín en un terreno donde pasa gente a un par de metros ladrará más que dentro de casa.
Como explicaba en el artículo sobre ignorar a tu perro ladrando (Y por qué no suele funcionar), si no abordamos la causa que hay detrás, el problema persistirá.
Lo que funciona, venga
Me dejo de rollos y te explico.
Acompañamiento y validación del ladrido
Una estrategia efectiva para que deje de ladrar en casa, consiste en acompañarlo al lugar donde percibe el estímulo y mostrarle que hemos recibido su «aviso». Esta técnica puede reducir su necesidad de seguir ladrando, ya que se siente escuchado. Hay varios medios de prensa que se han hecho eco de esta «receta milagro», pero te puede funcionar, como te puede «reforzar» (aumentar la probabilidad) el comportamiento.
Sí es cierto que ciertas razas pueden valorar útil que:
- Te acerques a la fuente del ruido con el perro
- Reconozcas la advertencia: observa el entorno, háblale con calma…
Sin embargo, yo te recomendaría más premiar comportamientos tranquilos con caricias y felicitaciones; si insiste mucho, trata de redirigir su atención, ofreciéndole un juguete o una actividad relajante (alfombra de olfato, Licking Mat, juegos de olfato, masticación).
Además, no tiene nada de malo establecer límites de forma firme, pero correcta («basta», y cuando para, felicitamos o damos otra actividad). El problema aquí siempre es el mismo. Intentamos parar o hacer desaparecer una conducta sin dar alternativas reales al perro. Si lo haces, está genial que le digas «lo que sí» y «lo que no». Es más, esta es la comunicación más primaria y sencilla: en perros, humanos y toda especie.
El control del entorno es clave
Para mí, en cambio, más allá del primer punto (muy interesante, considero), ante ladrido excesivo suele ser necesario intervenir en qué lo motiva (el ladrido), cómo puedo reducir la intensidad de exposición y qué otras cosas puedo fomentar.
Dicho de otro modo, muchos perros se agobian una barbaridad porque el contexto estimular (el nivel de ruido, la gente pasando, etc.) es demasiado bestia, pero tampoco pueden hacer nada para alterar el entorno. O sea, un perro que estuviese incómodo en la calle, cogía y se largaba tres manzanas o cuadras más lejos. En un espacio cerrado no puede hacer esto.
Lo ideal:
- Eliminar o reducir la motivación del ladrido (intensidad): cubrir ventanas, reducir ruidos molestos o limitar la exposición a ciertos estímulos, por ejemplo, usando música con instrumentos de percusión o ruido gris.
- Crear un entorno de descanso seguro: proporcionar un espacio tranquilo donde el perro pueda relajarse sin distracciones.
- Fomentar ejercicio y enriquecimiento mental: un perro bien estimulado física y mentalmente suele ladrar menos por frustración.
Técnicas avanzadas: desensibilización y gestión de estímulos
Por descontado, puedes plantear una desensibilización sistemática, que consiste en exponer al perro, progresivamente, a un estímulo que le provoca ladridos (aumentando, poco a poco, la intensidad) hasta que deje de reaccionar. Sin embargo, este proceso puede ser complejo y no siempre viable si los estímulos son constantes o imposibles de controlar.
En estos casos, una alternativa es el contracondicionamiento (hacer algo «malo», bueno) donde se reeduca al perro para responder de manera diferente ante ciertos desencadenantes (por ejemplo, enseñarle a acudir a su cama en lugar de ladrar al timbre). Sin embargo, todo lo anterior no suele dar buenos resultados cuando es el entorno aquello que está provocando la reacción, por lo que habría que plantear un plan de trabajo que redujese la exposición.
Si buscamos que deje de ladrar en casa…
Tras revisar bastante información divulgativa, diría que hay tres errores que se repiten un montón (y que se venden como buenas ideas encima).
- Ignorar el ladrido sin analizar la causa, lo que casi siempre aumentará la frustración del perro por no sentirse escuchado
- Reforzar el ladrido con atención negativa: si riñes a tu perro todo el tiempo, el ladrido puede vincularse también con la atención del tutor. ¡Ojo con esto! Pasa mucho más de lo que creemos y, a menudo, la atención «negativa» sigue siendo atención para tu perro (o sea, que le compensa).
- Exceso de órdenes o correcciones, que se traduce en estrés y ansiedad y, a su vez, puede entrar en un círculo vicioso (ladro por estrés, me riñen, tengo más estrés, ladro más).
En pocas palabras, si quieres que tu perro deje de ladrar en casa: identifica su origen y aplicar estrategias adaptadas a cada caso. Eso sí, controlar el entorno, validar la comunicación del perro y ofrecer opciones alternativas serán clave en el proceso.