La reactividad canina es la etiqueta que utilizamos para señalar cuando un perro responde de manera exagerada ante una situación. Es decir, frente a uno o varios estímulos que no suelen generar ese comportamiento (o respuesta) en la mayoría de los perros.
La reactividad es el problema de comportamiento más habitual que se trabaja en modificación de conducta y requiere de un enfoque integrativo para modificarla (entender la emoción, el por qué ha optado por ese comportamiento y cómo podemos ofrecerle alternativas más adaptadas en sociedad).
(También lo puedes escuchar en el canal de YouTube.)
Es un concepto amplio del cual se debe matizar:
- Es normal que los perros respondan con conductas reactivas alguna vez (las personas, también)
- Cuando hablamos de reactividad, nos referimos a la generalización de esas conductas (o sea, cuando ocurren a menudo, o casi siempre)
- La reactividad canina se produce en un entorno (contexto) y ante equis estímulos (perros, coches, patinetes), por lo que lo correcto es hablar de conductas reactivas y no de perro reactivo; si un perro estuviese siempre en un estado de estrés crónico o ansiedad generalizada, usaríamos otros conceptos
- La agresión (conducta de agredir) y la agresividad (tendencia o inclinación hacia la conducta) no son sinónimos de reactividad canina: en el primer caso, el animal actúa con una función concreta; en el segundo, no tiene por qué e implica un cambio abrupto en el estado emocional
En otras palabras, puede haber perros reactivos que no sean agresivos (huyen, se bloquean) y perros agresivos que no sean reactivos (atacan, modulando su comportamiento).
En este vídeo, tienes algunas claves.
Definiendo la reactividad canina
Un perro reactivo es aquel que reacciona de forma desadaptada delante de uno o varios estímulos que no suelen provocar esta respuesta.
- puede ser debido al miedo (en distintos grados: recelo, inseguridad, miedo, pánico…)
- o la frustración (no poder conseguir algo deseado o perder el acceso)
[…] aquel individuo que no sabe gestionar bien la información de su entorno y se comporta de formacompletamenteemocional, en la mayoría de las ocasiones, ante un estímulo o hecho determinado (perros, personas, bicicletas, motos, coches, patines, niños corriendo, que un desconocido se le acerque, etc), manifestando comportamientos exagerados y fuera de control.
Problemas de la definición
La definición de reactividad canina tiene varios problemas. Los más importantes que yo veo son:
- A menudo, hablar de reactividad canina pone el foco en el síntoma (la conducta reactiva) y no en la causa (el miedo, la frustración, la falta de habilidades sociales…)
- Hablar de perro reactivo (si lo reduces a esto) es limitar a un animal a una o varias conductas
- Reactividad es una etiqueta (o constructo psicológico) y no debe entenderse como una explicación en sí misma: un perro no es reactivo porque actúa con reactividad y viceversa, es reactivo porque tiene unos problemas emocionales y conductuales concretos y no conoce mejores formas de adaptarse
- Tenemos la manía de asociar agresividad con reactividad, cuando muchos perros actúan con agresión de forma completamente lógica y natural en situaciones donde no se les deja más opción: estoy pensando, por ejemplo, en un perro estresadísimo con niños que no son controlados por la familia y se le tiran encima continuamente, por ejemplo
En esta última opción, no debemos permitir que ocurra ninguna desgracia, pero tendemos a creer que el perro “tiene que aguantarlo todo”. Nuestra responsabilidad es entender el lenguaje canino y enseñar a toda la familia a comunicarse de forma asertiva, respetuosa y natural con el perro.
También vale la pena tener presente:
- Que se trata de una respuesta principalmente emocional, que reduce la capacidad de analizar la situación
- Que la reactividad no tiene por qué ser completamente emocional, o inhibir la capacidad reflexiva totalmente (sí es cierto que se trata de un pozo en el que, si el “hecho” o la “situación” se mantiene presente, es probable que la emoción y la impulsividad aumenten)
- Que puede tener una tipología o forma (de la conducta) muy variada, como veremos a continuación
Tipos de reactividad (por emoción y forma)
Como adelanté arriba, la mayoría de las escuelas y teorías etológicas relacionan los tipos de reactividad en dos grandes bloques:
- Miedo, que genera (o elicita) comportamientos de escape o evitación, conocidos como fly or fight responses (respuesta de lucha o huida), así como de bloqueo
- Frustración, que suelen traducirse en respuestas de escape (cuando hablamos de escape, nos referimos a formas de “cambiar” la situación, no de salir de ella) y conductas redirigidas, como morder objetos o marcar al guía
A veces, se divide en una tercera causa (comportamiento aprendido), si bien considero que no deja de poder relacionarse con los dos puntos anteriores.
En relación con la forma (cómo se da esa conducta), dividimos en:
- Respuestas de escape, que permiten salir de la situación o cambiar algo de esta. Las más habituales suelen ser las llamadas “huidas hacia delante”, como morder o ladrar para que me saquen de la situación; pero también un perro podría salir corriendo contra el otro perro para saludar, aunque lo haga de forma completamente disfuncional.
- Respuestas de evitación, en las que el perro trata de huir o alejarse (o entrar en conducta de fuga: quitarse el arnés o el collar, por ejemplo) de lo que le da miedo o ha asociado a experiencias negativas de algún tipo (el guía me castiga o se enfada).
- Por último, pueden darse conductas de bloqueo, que suelen ser bastante más complejas (aunque el perro parece que no hace nada), en las que el perro se “congela” (freezing) y no da ningún comportamiento funcional. Según mi experiencia, en estos casos, debemos trabajar con distancias de seguridad y una exposición más progresiva, puesto que, si no, el animal se ve “invadido” y cada vez resulta más complicado que nos dé comportamiento.
Causas de la reactividad canina
Si bien no hay una causa única, la etología señala los siguientes motivos para la reactividad canina:
- Mala socialización o escasa socialización temprana
- Miedos y fobias (puede existir predisposición genética, pero en la mayoría de los casos son aprendidos)
- Estrés o excitación constante, donde el perro está “desregulado”, debido al entorno, experiencias, falta de enriquecimiento…
- Ansiedad, entendida como la conducta anticipatoria frente a una experiencia asociada como negativa
- Abuso del control y uso de los castigos como base para “educar”; también un aprendizaje incoherente o sin estructura
- Perros con baja tolerancia a la frustración, que (si me conoces) te lo traduciré a “perro que se ve expuesto constantemente a situaciones que no sabe gestionar”
- Falta de límites, deseo exagerado de socializar (saludar) o jugar: a menudo, se convierte en malas experiencias con otros perros debido a a la intensidad
Hay perros y razas que, por predisposición genética, pueden tener más facilidad para responder de forma reactiva, si bien el aprendizaje tiene un peso enorme en la reactividad canina. La mayoría de las escuelas actuales están de acuerdo en que el uso de técnicas aversivas o basadas en el miedo es la principal causa de generar conductas reactivas en perros adultos (sean estas de escape, evitación, bloqueo o, en último lugar, de indefensión aprendida).
Acompañar a tu perro reactivo
En YouTube, tengo una lista con algunos recursos gratuitos que pueden servirte de ayuda.
En mi caso, baso mi metodología en tres fases:
- gestión emocional (cambios en el entorno y en las rutinas para reducir estrés y situaciones-problema),
- fase o herramientas de control
- y adquisición de habilidades sociales (PAHS).
Sin embargo, creo que, si tienes un perro reactivo, deberías entender el concepto de etiqueta, umbral de reactividad y conductas naturales, así como el hecho de que los comportamientos agresivos y reactivos tienen una perspectiva multicausal (genética + ambiente + aprendizajes).
En la fase de gestión emocional
Por regla general, nos centramos en
- controlar los niveles de estrés y las situaciones que son “trigger” (o disparadores) de la ansiedad;
- (no siempre es una fase necesaria),
- pero suele estar centrada en buscar espacios de calma,
- evitar zonas y situaciones conflictivas,
- incluir rutinas de mayor calidad (paseos, descanso, ejercicios de baja activación),
- e incluso valorar farmacología, nutracéuticos, nutrición y estimulación mental.
A su vez, la fase de control de la reactividad canina
Da herramientas a las familias para que las situaciones-problema dejen de suceder o tengan mejores herramientas para gestionarlas.
En esta fase, puede ser que se incluyan también habilidades o ejercicios que utilizaremos para la presentación de los “estímulos” que hacen reaccionar al perro.
Va desde enseñar a usar un bozal correctamente a ejercicios adaptados para “evitar” el problema (como alguna habilidad de obediencia o un buen manejo de correa).
En este caso, te recomiendo que eches un vistazo al vídeo sobre herramientas de control.
Fase PAHS (adquisición de habilidades sociales)
Tradicionalmente, el adiestramiento se ha centrado siempre en el punto del “control”, pero, hoy día, muchos educadores lo vemos como algo necesario, pero lo menos importante (un medio, no un fin en sí mismo).
Será necesario durante, pero lo menos relevante después (cuando el perro ya tenga capacidades de gestión).
En los casos más complejos (reactividad canina a perros o personas), esta fase suele trabajarse mediante metodologías como BAT 2.0 o vertientes actuales, como la comunicación canina, el enfoque cognitivo-emocional o el enfoque conductista basado en Análisis Funcional de la Conducta (que yo trabajo).
Algunos ejercicios y técnicas que se plantean en esta fase son:
- Desensibilización sistemática o contracondicionamiento (en este artículo sobre reactividad e instinto de caza, tienes bastante información del tema)
- Ejercicios de manejo de correa concretos, como las redirecciones o las curvas de calma, que puedes ver en el curso de Udemy
- Aprendizaje de habilidades específicas, como algún ejercicio de obediencia o una habilidad concreta (target, seguimiento…) para alejarse o alejarse del estímulo que genera la reactividad canina
En síntesis, esta fase permite crear una estructura para las “interacciones” segura y estable y, poco a poco, dar flexibilidad al perro para que vaya acercándose y “probando” otras opciones naturales, que le serán premiadas.
El curso de reactividad canina
En 2024, he preparado un curso online que voy actualizando periódicamente en la plataforma Udemy (hay sección con más info en la Formación y cursos).
También puedes descargarte una parte de la teoría del curso, por si quieres cotillear y comprobar si encaja contigo, así como mirar gratis las primeras clases.
AQUÍ PUEDES DESCARGAR (parte de) LA TEORÍA
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